lunes, 20 de febrero de 2012

Las migraciones y el cine


En el siguiente post vamos a recomendaros un par de películas relacionadas con las migraciones a los Estados Unidos a mediados del siglo XIX. 

La primera, Gangs of New York, de Martin Scorsese  nos relata el choque vivido entre inmigrantes y locales en Nueva York. Nos relata el rechazo en la época hacia la inmigración, eminentemente irlandesa, por parte de los auto-llamados nativos (que no indígenas), el máximo exponente de los cuales es Bill the butcher, interpretado magistralmente por Daniel Day-Lewis. Detrás del rechazo al recién llegado además de un patriotismo o nacionalismo exacerbado y del odio religioso, especialmente hacia los católicos, se esconden otros intereses de poder. Por otro lado, también se muestra el crédito que se intenta sacar del fenómeno por parte de algunos políticos. Para los que tengan interés en ver otra película protagonizada por Day-Lewis, también relacionada con el contenido de nuestro blog, ver There will be blood, trata sobre un petrolero americano de finales del XIX y principios del XX, basada en la novela Oil! de Upton Sinclair, y nos acerca a la 2ª Revolución Industrial, el capitalismo monopolista y el negocio del crudo en Estados Unidos. 

La segunda película, En América,  es una coproducción irlandesa y británica del director irlandés Jim Sheridan. Este drama producido en 2002 narra la historia de una familia irlandesa que tras la muerte de su hijo decide emigrar a los Estados Unidos para tener una vida mejor. Así pues, el padre, la madre y sus dos hijas llegan en plenos 80s a un barrio marginal de Nueva York.

El padre, actor frustrado e incapaz de trabajar desde la muerte de su hijo trabaja de taxista y su mujer, profesora de profesión, encuentra un trabajo de camarera. Esta película narra las peripecias que esta familia lleva a cabo para sobrevivir y nos adentra en el melancólico corazón de sus protagonistas, mostrando las dificultades  con las que se encuentran los inmigrantes. La película también nos aproxima al rechazo por parte de la población local debido a su origen irlandés. Es muy probable que Sheridan se haya basado en su propia vida para escribir y dirigir la obra, pues él también emigró a Nueva York con su familia en esa época.

En definitiva, recomendamos estas dos películas para mostrar de un lado que la emigración en sí y los efectos que se derivan de ella en el país receptor no han cambiado tanto en esencia de un siglo al otro (XIX al XX), y para mostrar que la emigración no es un fenómeno nuevo, del mismo modo que no lo es esta fase del proceso de globalización que vivimos. 





domingo, 19 de febrero de 2012

El fenómeno "antiglobalización"


Esther Vivas es una veterana activista anticapitalista, feminista, ecologista y participante en diversos movimientos sociales de base. Es una habitual del Foro Social Mundial, ha escrito varios libros y ensayos relacionados con la soberanía alimentaria y colabora con numerosas publicaciones alternativas. También ha probado los rigores de la política como cabeza de lista de Izquierda Anticapitalista en las elecciones al Parlamento Europeo de 2009. En la entrevista analiza los logros y retos del Foro Social Mundial, del movimiento altermundialista y reflexiona sobre las posibilidades reales de cambiar el rumbo del modelo de sociedad actual. La puedes seguir en su blog y en twitter.

P. En el lenguaje del Foro Social he visto que se usa mucho la palabra “altermundialista”, en lugar de “antiglobalización”, ¿por qué?
R Sí, porque el concepto antiglobalización, con el que se conoce las protestas de Seattle surgidas a finales de 1999 contra la OMC, fue más impuesto por los medios de comunicación que por parte del movimiento. El movimiento no está contra la globalización en general, sino contra la globalización neoliberal y capitalista que antepone los beneficios privados de determinadas empresas multinacionales a las necesidades colectivas. Y por eso muchas veces desde otros sectores se habla de altermundialismo: no estamos de acuerdo con esta globalización, pero queremos otras políticas, otra globalización al servicio de las personas y de la Tierra.

P. ¿Qué cambios tangibles o políticas prácticas ha promovido el Foro Social desde su creación hace más de una década, cuáles son sus logros?
R. El Foro se autodefine como un espacio de encuentro y de debate de una diversidad de colectivos. Los actores que participen en el foro, las organizaciones y los movimientos sociales, lo utilizan como un punto de encuentro y de elaboración de sus agendas de acción. Desde este punto de vista se ha visto la importancia del Foro Social Mundial, y de la Asamblea de Movimientos Sociales (que aglutina a las redes más activistas a nivel internacional, como la Vía Campesina o la Marcha Mundial de Mujeres, entre otros).
En el 2003, en la Asamblea se aprobó la jornada de movilización del 15 de febrero contra la guerra de Irak que tuvo un impacto muy grande a nivel internacional, con millones de personas en la calle. Fue uno de los impactos y visualizaciones públicas más importantes. Tienen un impacto en lo simbólico, en la capacidad de cuestionar el modelo y de plantear alternativas.

P. Hace unos días, en una charla con el ex-misionero comboniano José Carlos Rodríguez Soto, comentaba que en Uganda, en un supermercado es más barato un producto europeo que uno local, ¿Cómo es posible?
R. Es el resultado de las políticas de libre comercio, de las impuestas por la Organización Mundial del Comercio (OMC) que benefician a las grandes multinacionales de la agro-industria y al capital europeo y norteamericano. La producción de muchas industrias está siendo subvencionado por las política agraria comunitaria (PAC) en Europa o la política agraria estadounidense. Se subvenciona la producción y el excedente que no pueden vender en los países de origen se acaba vendiendo a países del Sur por debajo de precio de coste, de modo que el producto acaba siendo más barato que el autóctono y hace una competencia desleal que acaba con la producción en estos países.

El concepto antiglobalización está muy extendido desde finales de los 90’s a causa del gran peso mediático que recibieron las diferentes protestas anticapitalistas en las cumbres del OMC. Sin embargo, si nos adentramos más en estos movimientos nos damos cuenta que no es más que un mero “término” mediático y que realmente no refleja sus verdaderos ideales.

Esther Vivas, una reconocida activista catalana, en una entrevista para el blog de la Información pretende dejar claro que muchos de los que luchan en contra de los dictámenes de la OMC no son antiglobalizadores, sino que son altermundistas. Esto significa que creen “que otro mundo es posible” así pues, aceptan la existencia de la globalización, pero no con las actuales connotaciones capitalistas. Para paliar las injusticias que emergen del actual orden mundial existe el llamado Foro Social Mundial.

Podría decirse que los inicios de estos movimientos se remontan a la protesta contra la cumbre de la OMC en 1999, más conocida como la Batalla de Seattle. En ella, por primera vez se escuchaba una voz común de organizaciones y asociaciones muy diversas. Todos a una coreaban tales cánticos como “¿De quién es el mundo? ¡Nuestro!”  o “La OMC se tiene que ir” en vista ya de las desigualdades latentes. A partir de entonces la conciencia social incrementó y se fueron llevando a cabo diversas acciones contra las multinacionales y bancos internacionales.

El primer foro social mundial altermundista se llevó a cabo en Porto Alegre en el año 2001. En su propia Carta de Principios, el FSM se define a sí mismo como “un espacio plural y diversificado, no confesional, no gubernamental y no partidario, que articula de manera descentralizada y en red a entidades y movimientos que estén involucrados en acciones concretas por la construcción de un mundo diferente, local o internacional”. Como se ha dicho en este foro se pretende luchar contra la globalización actual, pues como desde él mismo se establece “se opone a toda visión totalitaria y reduccionista de la economía, del desarrollo y de la historia y al uso de violencia como medio de control social por parte del Estado. Propugna el respeto a los Derechos Humanos, la práctica de una democracia verdadera y participativa, las relaciones igualitarias, solidarias y pacificas entre las personas, etnias, géneros y pueblos, condenando a todas las formas de dominación o de sumisión de un ser humano a otro”. 

La última mecha que se prendió en todo el mundo a mediados del año 2011 y que perdura hasta ahora, es el movimiento del 15-M o Spanish Revolution, precedida por la primavera árabe. Éste empezó como una exigencia política en Madrid a causa de la decadencia democrática agravada por la crisis económica. Rápidamente, este sentimiento se expandió por toda Europa y más tarde por todo el mundo, poniendo en el punto de mira el capitalismo reinante.  Millones de personas se juntaron para demostrar a los estados occidentales y las empresas que los respaldan que la situación era insostenible y que el neoliberalismo estaba causando estragos hasta en los países más ricos. En estas concentraciones se podían leer cosas como “¡No hay pan para tanto chorizo!” , “Si no nos dejáis soñar, no os dejaremos dormiro  El amor al mundo es lo que mueve a los revolucionarios... ¡Únete!”.

Hasta este punto hemos podido apreciar algunos aspectos negativos que ha causado la globalización,  a pesar de todo si no fuere por la interconexión entre países no hubiera trascendido en tan poco tiempo ni el 15-M, ni la primavera árabe, sobre todo si lo comparamos con el  tiempo que tardó en hacerlo (21 días) la muerte de Napoleón a principios del siglo XIX.

Aquí os dejamos una canción para que reflexionéis sobre lo que significa la globalización para otros, y no sólo desde nuestra perspectiva occidental…

http://www.youtube.com/watch?v=ZHh6GnVvNNY

sábado, 18 de febrero de 2012

La reacción a la inmigración: una de las caras (no tan bonitas) de la globalización


Estas noticias del pasado agosto reflejan muy bien otra cara más de la globalización: la inmigración y la reacción a ella. Ambas muestran las dos caras opuestas de la misma moneda, es decir, las reacciones de España ante la oleada de inmigrantes rumanos en busca de trabajo y la reacción del colectivo al saber de la imposición de la necesidad de disponer de un permiso de trabajo previo a la entrada en nuestro país, vigente hasta finales de este año. 

Estos flujos de inmigrantes que recibe nuestro país desde hace unos años, sin embargo, tiene motivaciones muy diferentes a las de los inmigrantes del pasado, tal y como sostiene B. Milanovic. En épocas anteriores, la inmigración se producía por la voluntad de prosperar en otro país (en otras palabras, cambiar el estatus social), puesto que se era pobre por el estrato al que se pertenecía. Actualmente, y cada vez más, la pobreza está relacionada con el país de origen, independientemente de la clase social a la que se pertenezca. En otras palabras, estos inmigrantes no pretenden escalar posiciones respecto a las que tenían en su país de origen, sino mantenerse en la misma en un país más rico, puesto que las rentas que reciban serán mayores (en palabras llanas: un obrero español cobrará más que un obrero rumano y menos que un alemán, por ejemplo).

Hay que ser conscientes, sin embargo, que los flujos migratorios que existen actualmente no tienen punto de comparación con los que se dieron como consecuencia de la (primera) globalización durante la Revolución Industrial, puesto que en ese entonces cambiaron por completo las estructuras sociales que hasta entonces habían existido. En términos comparados, pues, los flujos actuales son menos relevantes que los del pasado. Aún así, éstos no dejan de suscitar reacciones, como la que se aprecia por parte del gobierno español.

La segunda noticia muestra, como os comentábamos, la reacción del colectivo rumano ante esta discriminación. La pregunta que se hacen es bien simple: ¿Por qué ellos necesitan un permiso de trabajo para poder entrar a España y los demás miembros de la CEE no? Es una buena pregunta, la verdad, sobre todo teniendo en cuenta que “con una tasa del 20% de paro España ya no es atractiva para los emigrantes rumanos”. Encontrar una respuesta es complicado, pero todo parece apuntar que volvemos a lo mismo que planteábamos en una entrada anterior: recibir a un rumano es “peor” que recibir a un inglés. Así, por norma general, independientemente de su formación o sus capacidades. ¿Es justo? No, pero es la realidad.

Esto nos hace entrar en el ya debatido tema del racismo y etnocentrismo presentes en Europa y cómo estos se ven acrecentados por los flujos migratorios derivados de la globalización. Así, los “PIGS” son vistos por los ingleses, alemanes y franceses como “países de segunda categoría”, igual que Rumania, Bulgaria y los demás países del este son percibidos del mismo modo por nosotros. 



jueves, 16 de febrero de 2012

Capitalismo estatal y el fin del Estado-nación.

Se ha podido oír en muchas ocasiones que a partir de esta reciente etapa del proceso de globalización y liberalización del comercio internacional materializado con los acuerdos del GATT y luego la OMC, las relaciones internacionales iban a estar marcadas en lo económico por las empresas privadas y que el rol del Estado en el comercio iba a ser mínimo. Si bien eso en términos generales es cierto, ya que el impacto de las empresas en las relaciones internacionales ha ido a más y el Estado se encuentra algo desubicado en la esfera internacional con la aparición de no sólo empresas sino otros actores relevantes, un fenómeno interesante a observar para matizar la profundidad de este supuesto proceso de erosión del Estado por parte de las multinacionales son las empresas controladas por estados, es decir, empresas en las que un porcentaje importante de las acciones son propiedad de un Estado (a partir del 10% de las acciones se considera que una empresa está controlada por el Estado). 

Hace un par de semanas, The Economist publicó un special report titulado state capitalism, en el que se analizaba la presencia de algunos estados en grandes empresas. El artículo es muy crítico con lo que llama el capitalismo de estado, considera que conlleva en ciertos casos corrupción, va en contra del libre comercio y que es incapaz de adaptarse al entorno debido a que estas empresas no están sujetas a la selección darwiniana de “los mejores” sino que seria el Estado el que “elige a los ganadores” y favorece a las empresas en las que opera en detrimento de las otras. Independientemente de estas apreciaciones lo que nos interesa aquí es aportar algunos datos sobre el fenómeno y apreciar de forma superficial no tanto su impacto sobre la eficiencia, sino su impacto sobre el supuesto de un Estado desplazado por las empresas privadas en el orden internacional.
El mejor ejemplo es el estado chino, que controla el 80% de las empresas que cotizan en el país. En Rusia este porcentaje es un 62% y en Brasil un 38%. Además, de entre las 10 mayores empresas del mundo por ingresos, cuatro están controladas por Estados, 3 son chinas y una japonesa.  Otro dato interesante al respecto es que de entre las 15 mayores OPV’s desde 2005, 8 son empresas controladas por estados.
El sector en el que mas peso tienen los estados en los países emergentes son el energético, las infraestructuras, telecomunicaciones y finanzas.

Además, la enorme mayoría de reservas de gas y petróleo conocidas pertenecen a empresas controladas por Estados. Este interés por el sector energético es comprensible si nos fijamos en las proyecciones de demanda energética de los países emergentes que van al alza, mientras que las de Europa y EEUU parece que se mantendrán constantes.



Otro instrumento del que se han dotado algunos estados son los fondos soberanos, que pueden buscar eminentemente inversiones rentables, como el chino que es de casi 1,2 trillones de usd, o promover el desarrollo económico del país como el de Abu Dabi que casi alcanza los 0,8 trillones. Cabe mencionar al respecto que Francia ha creado un fondo soberano con la intención de, según su presidente, “proteger las empresas de depredadores externos”.
Con todo esto, no se puede decir que se haya dado una tendencia a un mayor control de estos estados sobre sus empresas, sino todo lo contrario, puesto que de hecho antes del colapso de la URSS y de la transformación de China liderada por Deng Xiaoping, el control del Estado sobre las empresas nacionales era prácticamente total. Lo que ha sucedido es que lo que se veía como una tendencia imparable a un dominio casi absoluto del sector privado en el comercio internacional, no ha sido tal.

El proceso de catching up llevado a cabo por estos países emergentes acarrea consigo que el impacto en términos relativos de estas economías sobre el PIB mundial y el comercio internacional sea mucho mayor, y por lo tanto la erosión del modelo liberal que se presumía iba a ser el paradigma dominante, es mayor.

La cuestión es si este fenómeno, el del capitalismo de estado, se debe considerar como una anomalía destinada a desaparecer, como un síntoma de cambio, o como la prueba de que el modelo neoliberal no es el único modelo. Nos decantamos por la última opción. Puede que con la caída del muro y las reformas de Xiaoping no se convirtiera el modelo neoliberal en un modelo incontestable y irrenunciable, sino que diera lugar un tercer modelo, que parece contradecir el argumento de que el Estado-nación ha sido desplazado.

domingo, 12 de febrero de 2012

La (nueva) globalización

El fenómeno de la globalización ha suscitado en los últimos años un frenético debate en el que múltiples cuestiones se ponen en duda. Aspectos como su origen o su propia existencia son recurrentes cuando se trata de analizarlo.

Hay quien afirma que la primera globalización se remonta a la época de esplendor del Imperio Romano. Aunque podría recriminarse su carácter regional (Europa y centro-Asia) lo cierto es que hubo una gran difusión cultural, tanto a nivel de creencias como lingüístico (latín), que penetró significativamente en los pueblos del imperio. Si a esto le sumamos, además, los grandes flujos comerciales existentes en el Imperio, observaremos que la idea no va tan desencaminada. Al fin y al cabo, fue una transformación en toda regla. Por otro lado, también existe la creencia de que la globalización nace con el descubrimiento de América (1492). Los valores de occidente se exportaron al Nuevo Mundo y se intensificaron los intercambios comerciales que permitieron el enriquecimiento europeo. De tal calibre fue la intensificación comercial a nivel internacional que, en términos relativos, fue mayor que la globalización actual. Por último, no podemos dejar de mencionar a aquellos que, basándose en términos absolutos, afirman que la globalización es un fenómeno reciente y sin precedentes.

Es cierto que nunca había tenido lugar unos flujos migratorios y comerciales vivimos hoy en día (en términos absolutos), tanto es así que se ha dado paso a un Nuevo Orden Mundial en el que ya no tiene cabida la división Norte-Sur. Pero aunque ya no se conciba el mundo como una relación de poder entre los dos hemisferios (norte ricos y sur pobres) sigue habiendo perdedores y ganadores. Las empresas (la mayoría occidentales) y el mercado son ahora las que guían al rebaño, preocupándose por el bienestar de las ovejas más grandes y fuertes en detrimento de aquellas que, más débiles, se quedan a mitad del camino. Así pues, los pastores, los únicos que podían proteger a cada una de las ovejas por separado (los gobiernos estatales), quedan relegados a un segundo plano sin posibilidad de hacer nada para acelerar su marcha.

A través de esta metáfora vislumbramos el problema de fondo que radica de la globalización y que no ha dejado indiferente a nadie: la desigualdad a nivel mundial va creciendo a un ritmo estrepitoso. Grandes marcas multinacionales utilizan la mano de obra barata existente en algunos estados y aprovechan para enriquecerse sin preocuparse de los efectos negativos que esto supone para ese país. De esta manera, esta costumbre va haciéndose cada vez más grande y, como una bola de nieve, va integrando cada vez más y más estados. No obstante, se debe tener en cuenta que la globalización es multidimensional pero  no es ni lineal ni uniforme, y que por lo tanto no afecta igual ni al mismo tiempo a las diferentes regiones, ni países, ni dimensiones.

También queremos poner de manifiesto el carácter occidentalizador de este nuevo proceso, que se mueve desde el plano económico hasta el institucional y cultural. En términos económicos, el capitalismo y la ideología neoliberal están a la orden del día y aquellos que no son afines a su decálogo son persuadidos para jugar y, si se niegan, son marginados y condenados a la pobreza. Tal es el efecto de “remolque” de los países occidentales que se han llegado a formular las teorías de la McDonalización y de la Ikeización. La primera establece que en aquellos países donde hay un McDonalds no ha habito un conflicto directo con otro estado desde que éste está ahí  (tienen a EEUU como garante) y el segundo, lo mismo, pero con el establecimiento de Ikea (normalmente en países afines a los nórdicos, pacíficos).

En la dimensión institucional es donde podemos denotar el etnocentrismo occidental, ya que, en vista de la democracia como mejor sistema político, se quiere imponer en el resto de países al precio que sea y sin tener en cuenta su contexto (véase el ejemplo de la Guerra de Irak).

Por lo que respecta a la dimensión cultural, incialmente puede parecer que se trata, efectivamente, del plano donde globalización es sinónimo de occidentalización, puesto que la cultura europea y especialmente la americana se han extendido a prácticamente todo el mundo a través de ciertos hábitos, celebraciones e iconos (desde Madonna hasta el fast food o el Santa Claus vestido de rojo), entre muchas otras cosas.

Sin embargo, no hay que perder de vista el hecho de que la cultura occidental se caracteriza por un etnocentrismo y un relativismo cultural muy marcados (es decir, que evaluamos las acciones, tradiciones y costumbres de otras culturas partiendo del axioma de que nuestra cultura es “superior”, “mejor” o “más correcta” que las demás, y por lo tanto las evaluamos según nuestros patrones). Esto podría llegar a plantear una seria duda de si la globalización cultural es efectivamente una occidentalización del mundo o bien se trataría de algo “multidireccional” (más bien entre una fusión entre oriente, occidente, norte y sur) si los países occidentales se desprendieran de la “coraza” (llámese relativismo cultural, etnocentrismo, ser “cerrados de mente” o lo que se prefiera) que les impide en cierto modo darles una oportunidad a las cosas nuevas.

Por otra parte, parece que progresivamente los occidentales nos estamos “abriendo” a las demás culturas (eso sí, muy lentamente y parece ser que por querer buscar algo más exótico, más que nada), lo cual parece ser un paso en la buena dirección, pero sigue sin dejar de ser curioso como jerarquizamos de algún modo las culturas, dejando paso al manga, el sushi y el budismo pero ignorando por completo (aún) las culturas africanas, por ejemplo.

Este etnocentrismo tan occidental, tan nuestro, es el que facilita la creación y el mantenimiento de estereotipos de otras culturas. Además, se podría decir que más que estereotipos podríamos estar hablando de prejuicios puros y duros, ya que a nadie parece destacar lo trabajadores que parecen ser los japoneses, pero sí lo “frikis” que “son”. Estos prejuicios, a su vez, alimentan este etnocentrismo, entrando en un círculo vicioso que acaba por hacer creer a los occidentales que somos los “salvadores del mundo”.

En próximas entradas profundizaremos más en esta cuestión, así como sobre los flujos migratorios derivados de ella (y, cómo no, como afectan a la economía), sin dejar de lado cuestiones relacionadas con los países emergentes.

domingo, 5 de febrero de 2012

Laborismo británico


La Tercera via, diari Avui, 13 Maig del 1998. Anthony Giddens
Blair agita el Estado de bienestarEl PAÍS, 14 febrer 1999, Joaquín Estefanía
Ambos artículos coinciden en la idea, que Tony Blair, primer ministro británico en aquella época, con la idea de la tercera vía quería crear un consenso internacional entre las fuerzas del centroizquierda, ya que el partido laborista no le ha quedado más remedio que emprender una camino con tendencia hacia el centro, por motivos que se verán más adelante. 
En el primero de los escritos, por Anthony Giddens, compara la tercera vía con dos ideologías rivales a esta, como son la socialdemocracia (la veja izquierda) basada en la política de clases de la izquierda, vieja economía mixta, corporativismo como política de Estado, ya que este domina la sociedad civil, y estado de bienestar fuerte, y el neoliberalismo (la nueva derecha) basada en la política de clases de derecha, fundamentalismo de mercado. Estado mínimo y nación conservadora. Estado de bienestar mínimo. 
Por otro lado el segundo artículo, hace hincapié en la nueva forma de estado de bienestar pretendido por Tony Blair, el cual se basaba en endurecimiento de las condiciones para acceder a subsidios y obligatoriedad de entrevistas periódicas de todos los ciudadanos que reciben ayudas del Estado. Estas cambios están basados en los siguientes principios: si se puede trabajar, se debe trabajar, los que no sean honrados no recibirán ayudas, si se trabaja duro para sacar adelante la familia, el gobierno garantiza que no vivirá en la pobreza, si no se puede trabajar se conseguirá la seguridad que se necesita.
En relación con el tema tratado en el pasado seminario, esta tendencia del partido laborista hacia el centro se fundamenta con la tercera vía que propone un nuevo equilibrio entre crecimiento económico y reparto social, además deja de ser estatista, es decir todo lo que pueda hacer la sociedad no lo tendrá que hacer el estado. Está movilidad hacia el centro además también se hizo de forma estratégica para captar votos ya que la izquierda se había quedado atrás.