Se ha podido oír en muchas ocasiones que a partir de esta reciente etapa del proceso de globalización y liberalización del comercio internacional materializado con los acuerdos del GATT y luego la OMC, las relaciones internacionales iban a estar marcadas en lo económico por las empresas privadas y que el rol del Estado en el comercio iba a ser mínimo. Si bien eso en términos generales es cierto, ya que el impacto de las empresas en las relaciones internacionales ha ido a más y el Estado se encuentra algo desubicado en la esfera internacional con la aparición de no sólo empresas sino otros actores relevantes, un fenómeno interesante a observar para matizar la profundidad de este supuesto proceso de erosión del Estado por parte de las multinacionales son las empresas controladas por estados, es decir, empresas en las que un porcentaje importante de las acciones son propiedad de un Estado (a partir del 10% de las acciones se considera que una empresa está controlada por el Estado).
Hace un par de semanas, The Economist publicó un special report titulado state capitalism, en el que se analizaba la presencia de algunos estados en grandes empresas. El artículo es muy crítico con lo que llama el capitalismo de estado, considera que conlleva en ciertos casos corrupción, va en contra del libre comercio y que es incapaz de adaptarse al entorno debido a que estas empresas no están sujetas a la selección darwiniana de “los mejores” sino que seria el Estado el que “elige a los ganadores” y favorece a las empresas en las que opera en detrimento de las otras. Independientemente de estas apreciaciones lo que nos interesa aquí es aportar algunos datos sobre el fenómeno y apreciar de forma superficial no tanto su impacto sobre la eficiencia, sino su impacto sobre el supuesto de un Estado desplazado por las empresas privadas en el orden internacional.
El sector en el que mas peso tienen los estados en los países emergentes son el energético, las infraestructuras, telecomunicaciones y finanzas.
Además, la enorme mayoría de reservas de gas y petróleo conocidas pertenecen a empresas controladas por Estados. Este interés por el sector energético es comprensible si nos fijamos en las proyecciones de demanda energética de los países emergentes que van al alza, mientras que las de Europa y EEUU parece que se mantendrán constantes.
Otro instrumento del que se han dotado algunos estados son los fondos soberanos, que pueden buscar eminentemente inversiones rentables, como el chino que es de casi 1,2 trillones de usd, o promover el desarrollo económico del país como el de Abu Dabi que casi alcanza los 0,8 trillones. Cabe mencionar al respecto que Francia ha creado un fondo soberano con la intención de, según su presidente, “proteger las empresas de depredadores externos”.
Con todo esto, no se puede decir que se haya dado una tendencia a un mayor control de estos estados sobre sus empresas, sino todo lo contrario, puesto que de hecho antes del colapso de la URSS y de la transformación de China liderada por Deng Xiaoping, el control del Estado sobre las empresas nacionales era prácticamente total. Lo que ha sucedido es que lo que se veía como una tendencia imparable a un dominio casi absoluto del sector privado en el comercio internacional, no ha sido tal.
El proceso de catching up llevado a cabo por estos países emergentes acarrea consigo que el impacto en términos relativos de estas economías sobre el PIB mundial y el comercio internacional sea mucho mayor, y por lo tanto la erosión del modelo liberal que se presumía iba a ser el paradigma dominante, es mayor.
La cuestión es si este fenómeno, el del capitalismo de estado, se debe considerar como una anomalía destinada a desaparecer, como un síntoma de cambio, o como la prueba de que el modelo neoliberal no es el único modelo. Nos decantamos por la última opción. Puede que con la caída del muro y las reformas de Xiaoping no se convirtiera el modelo neoliberal en un modelo incontestable y irrenunciable, sino que diera lugar un tercer modelo, que parece contradecir el argumento de que el Estado-nación ha sido desplazado.
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